El encuentro de la comunidad con la lectura: el indispensable espacio de una biblioteca en la ciudad

Toda la vida hemos tenido una concepción de las bibliotecas un tanto errada. Es posible que formemos esa proyección de un edificio estoico, un tanto insípido, en donde la bibliotecaria anciana del lunar y las canas te hace callar cada cinco minutos si estás en compañía, o en donde los libros que deseas no están, e incluso un espacio un tanto tétrico y rígido del que los niños temen en vez de ser instigados a ir. Pero de qué sirve vivir en una ciudad donde la biblioteca que existe prácticamente no la conocen las personas, situada en una calle apartada, sin darse a conocer, sin que los demás residentes conozcan. Es un deber que toda ciudad posea una biblioteca, en la que se depositen registros sobre la historia de ésta, de sus habitantes, de datos y vivencias que probablemente obviemos y desconozcamos.

Sin cultura ni historia las personas no se enriquecen con totalidad. La gente prefiere la trivialidad y ver cosas que no les entregan nada, pero la culpa también no la poseen ellos: si no existe un espacio apto para poder compartir experiencias, vivencias, interactuar con otros y ennoblecerse de lo que aprendan de los libros, entonces se pierden un total crecimiento como ser humano: el poder compartir con otros en un espacio rico y construido por nosotros mismos.

Mi ideal de biblioteca no quisiera que fuese jamás esa en la que nos hacen callar, ni limitan al individuo; debería ser un lugar en el que los ciudadanos gustosos visiten la biblioteca, compartan, se realicen actividades, talleres que integren a las personas y las motiven, y sobre todo instruir desde pequeños a los niños sin insertar esa idea equívoca de la biblioteca aburrida.

Por una gran biblioteca en Quilpué, una hermosa y noble iniciativa que desea que la ciudad posea un espacio digno en el que participe su gente, y esté al alcance de todos. Los libros otorgan una sabiduría tremenda que muchos se están perdiendo y se debe detener tal idea. Ya no sirve de excusa decir que los libros están caros, con una biblioteca en Quilpué, las necesidades se verían mitigadas, solo depende de las personas darse un tiempo para poder relacionarse con instituciones culturales e intelectuales, para acceder y así aprender que los libros, esas páginas de papel que suelen ignorar, no están así como si nada en el mundo: leer es imprescindible para los individuos. Y nadie está exento de aquello.

¡Por una gran biblioteca en Quilpué!

Escrito por Camila Ruz
Estudiante de Historia
Twitter: @camuimui 

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