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Hermosas damas, abandonadas y sin ropa

El estado en que se encuentran cientos de bibliotecas públicas es calamitoso. No estamos hablando de las bibliotecas de las grandes ciudades, sino de aquellas olvidadas donde también hay chilenos que saben leer y eso parece que las autoridades lo pasan por alto. El descuido, el deterioro y el ambiente acre es con lo primero que se topan los visitantes.

Sin embargo, estos lugares tienen un público cautivo y son fieles a sus limitados espacios. No les importan las distancias que deban recorrer, ni que hayan releído varias veces a sus autores favoritos, porque en esos textos encuentran con mundos mágicos y personajes que son sus amigos y enemigos, que le entregan más valores que cualquier discurso religioso o político.

Una comunidad sin biblioteca es como una persona sin alma. En torno a ella se pueden armar redes de apoyo tan fuertes que pueden generarse ramificaciones que cubran distintos públicos, que necesitan de la lectura y de la socialización que genera.

No tiene sentido pensar en modificar estructuras educativas si los niños no entienden lo que leen. Tampoco se logrará cambiar ese hábito si las bibliotecas guardan los ejemplares en estantes de vidrio, porque ‘se pueden dañar’.

Pero quién dijo que el rol de una biblioteca es cuidar museológicamente los libros. Eso no tiene sentido. Si un libro se daña, se sueltan las hojas y se le cae la tapa por uso masivo, debe ser un orgullo para los funcionarios de biblioteca, porque su misión no es guardar, sino difundir lo que tienen a su cargo.

 Falta de recursos

Esta debe ser una de las respuestas más recurrentes que reciben quienes van a solicitar aportes a las autoridades. En la actualidad existe una gran cantidad de fondos públicos y privados, nacionales y extranjeros, que están disposición. Esto refleja más bien falta de conocimientos en el tema y para eso deben contratar personal calificado, que le de dinamismo a las bibliotecas públicas.

Si insisten en la falta de recursos, la comunidad organizada puede consultar ¿Cuánto dinero devolvió en los últimos 10 años la intendencia al nivel central? Porque no sabían dónde gastar los recursos y se dará cuenta que probablemente son más fondos devueltos, que los que se necesitarían para financiar una biblioteca de lujo.

Tampoco hay que olvidar los compromisos adquiridos por el Estado y en esto puede ayudar el discurso presidencial de la ex Presidenta Bachelet de mayo de 2008: “Sabemos también que Chile requiere de infraestructura cultural de calidad y al alcance de todos. Por ello el programa de centros culturales avanza a paso firme. Así como el plan de construcción de bibliotecas públicas en todas las comunas del país”.

Estas cosas hay que recordárselas a los políticos, porque quienes no leen tiene la memoria más frágil. Estos son compromisos de Estado, al igual que el resto de los entregados frente a la nación en el Congreso Nacional, y que se deben cumplir. No hay excusas.

Rodrigo Soto Guzmán
Doctor (c ) en Documentación
Docente Biblioteconomía y Documentación
Universidad Católica de la Santísima Concepción

 

El encuentro de la comunidad con la lectura: el indispensable espacio de una biblioteca en la ciudad

Toda la vida hemos tenido una concepción de las bibliotecas un tanto errada. Es posible que formemos esa proyección de un edificio estoico, un tanto insípido, en donde la bibliotecaria anciana del lunar y las canas te hace callar cada cinco minutos si estás en compañía, o en donde los libros que deseas no están, e incluso un espacio un tanto tétrico y rígido del que los niños temen en vez de ser instigados a ir. Pero de qué sirve vivir en una ciudad donde la biblioteca que existe prácticamente no la conocen las personas, situada en una calle apartada, sin darse a conocer, sin que los demás residentes conozcan. Es un deber que toda ciudad posea una biblioteca, en la que se depositen registros sobre la historia de ésta, de sus habitantes, de datos y vivencias que probablemente obviemos y desconozcamos.

Sin cultura ni historia las personas no se enriquecen con totalidad. La gente prefiere la trivialidad y ver cosas que no les entregan nada, pero la culpa también no la poseen ellos: si no existe un espacio apto para poder compartir experiencias, vivencias, interactuar con otros y ennoblecerse de lo que aprendan de los libros, entonces se pierden un total crecimiento como ser humano: el poder compartir con otros en un espacio rico y construido por nosotros mismos.

Mi ideal de biblioteca no quisiera que fuese jamás esa en la que nos hacen callar, ni limitan al individuo; debería ser un lugar en el que los ciudadanos gustosos visiten la biblioteca, compartan, se realicen actividades, talleres que integren a las personas y las motiven, y sobre todo instruir desde pequeños a los niños sin insertar esa idea equívoca de la biblioteca aburrida.

Por una gran biblioteca en Quilpué, una hermosa y noble iniciativa que desea que la ciudad posea un espacio digno en el que participe su gente, y esté al alcance de todos. Los libros otorgan una sabiduría tremenda que muchos se están perdiendo y se debe detener tal idea. Ya no sirve de excusa decir que los libros están caros, con una biblioteca en Quilpué, las necesidades se verían mitigadas, solo depende de las personas darse un tiempo para poder relacionarse con instituciones culturales e intelectuales, para acceder y así aprender que los libros, esas páginas de papel que suelen ignorar, no están así como si nada en el mundo: leer es imprescindible para los individuos. Y nadie está exento de aquello.

¡Por una gran biblioteca en Quilpué!

Escrito por Camila Ruz
Estudiante de Historia
Twitter: @camuimui 

La importancia de las bibliotecas en mi vida

Me parece bastante interesante esta premisa. Primero, porque toda mi vida sentí inclinación por los libros, ya que de niñita mi papá me leía cuentos y me decía una oración que nunca olvide: “Un libro es un amigo de papel del que mucho vas a aprender”. Creo que eso me llevo a estudiar la carrera que curso: bibliotecología, en la Universidad de Playa Ancha. Los libros para mí son especiales ya que son algo tangible, no necesitan electricidad y claramente es mucho menos llamativo que un laptop, por lo que los ladrones no te querrán robar si lo lees en la calle.

La segunda razón por la cual considero importante la biblioteca en mi vida, es por el simple hecho de que no es un tema de tratamiento popular. Pensar en el tema, es como pensar en algo exclusivo. Además si te pones a pensar, sabemos
cuál es la importancia de una discotequera en nuestra vida (para bailar), la del celular (para comunicarnos), la de un hospital (para cuidar la salud), pero ¿una biblioteca? A le gente le cuesta visualizar la importancia de una biblioteca porque tenemos, tristemente, esa visión de que es fome, silenciosa, donde la persona a cargo es la típica solterona con un tomate y lentes tipo Allende que tiene esa HOSTIGOSA obsesión de hacer “¡shhhh!” en cualquier momento, entonces eso hace que uno desde pequeño se aleje, ya que, uno como es joven, alegre y enérgico, buscamos un lugar donde esparcirnos y sentirnos nosotros mismos ¿Cierto? En fin.

En mi experiencia, como hay un libro para cada persona, también hay una biblioteca para cada persona. Por ejemplo en el ámbito ocioso, si no quieres saber ni hacer nada, puedes ir a disfrutar de la soledad… Creo que debieran existir otras bibliotecas con mayor interacción social donde puedes ir, reírte, conversar, jugar, e incluso tomarte un café, porque como todo en la vida las bibliotecas deben cambiar, adaptándose a su entorno. Según quienes la visiten, ésta debiera comenzar a tener su propia personalidad y carácter, así como en la de tu universidad o instituto donde encuentras lo que necesitas para reforzar tu conocimiento como profesional; en la de tu barrio para sazonar tu gusto por la tecnología, libros contemporáneos o socializar con tu comunidad; en la biblioteca pública donde encontrarás información desde la más antigua hasta los libros más tabúes (como el kamasutra).

En mi opinión, la biblioteca en mi vida no es solo para buscar tareas, sino también es donde mi forma sicológica es aceptada, donde mi personalidad encaja secretamente, porque es en la biblioteca donde encuentro romances, chistes, empatía que otros escribieron en un momentos y que jamás pensaron que yo lo leería. Como una amiga secreta, nadie sabe quién soy y solo yo conozco sus nombres…

Quizás todo esto suene utópico, pero así como buscas la ropa que mejor te queda o arreglas los desperfectos que tiene para que quede como a ti te gusta, lo mismo debes hacer con la biblioteca de tu entorno. Busca, pregunta, ¡cambia!… ¡Por que la comunidad tiene la última palabra!

Escrito por Betsy Cabezas
Twitter: @betsycabezas